EL UNIVERSAL
martes 21 de diciembre de 2010
¿Qué hay?
Vías de comunicación que conducen al atraso. Utilizarlas se ha convertido en un riesgo mortal. Sobre ellas viaja cualquier mercancía que deba desplazarse a lo largo y ancho del territorio. La educación que se imparte ha cambiado las ideas por nada. Así se justifica el delito bajo el manto del comunismo como doctrina política. La violencia devuelve, saturada de invocaciones, disparos diarios que suman cadáveres al colapso de la morgue. El miedo encierra a los hombres y mujeres de buena voluntad, mientras el hampa hace lo que le da la gana. El sistema de salud se encuentra recluido en terapia intensiva. Sólo sirve para condimentar el discurso populista cuyo verbo, vilmente, manipula el dolor de los enfermos para ganar adeptos y vender una fachada humanista, cuando en realidad se trata de la peor salvajada. La inflación se come los ingresos obtenidos con esfuerzo, constancia y honestidad. El desempleo viola el derecho fundamental al trabajo e impide cumplir el correlativo deber. Ahora resulta que ciertos damnificados están en refugios permanentes. ¡Por Dios! La clasificación no logra esconder la ineptitud…
Lo peor es que semejante realidad cuesta casi $3.000 ¡por segundo!
Muchos piensan que los colaboradores del régimen no son grandes señoras, ni grandes señores, no son funcionarias o funcionarios respetables, porque están al servicio, con o sin talentos, de la demolición de la patria. Es cierto que la bondad del sistema democrático los encumbró, pero eso fue hace muchos años. Ya forma parte de un pasado lejano. Hoy, no gozan de legitimidad. Olvidaron para qué fueron designados. Había que construir, nunca destruir. El soberano, más pronto que tarde, refrescará la memoria de los que se extraviaron en el bosque de las mentiras y la fatuidad.
Vías de comunicación que conducen al atraso. Utilizarlas se ha convertido en un riesgo mortal. Sobre ellas viaja cualquier mercancía que deba desplazarse a lo largo y ancho del territorio. La educación que se imparte ha cambiado las ideas por nada. Así se justifica el delito bajo el manto del comunismo como doctrina política. La violencia devuelve, saturada de invocaciones, disparos diarios que suman cadáveres al colapso de la morgue. El miedo encierra a los hombres y mujeres de buena voluntad, mientras el hampa hace lo que le da la gana. El sistema de salud se encuentra recluido en terapia intensiva. Sólo sirve para condimentar el discurso populista cuyo verbo, vilmente, manipula el dolor de los enfermos para ganar adeptos y vender una fachada humanista, cuando en realidad se trata de la peor salvajada. La inflación se come los ingresos obtenidos con esfuerzo, constancia y honestidad. El desempleo viola el derecho fundamental al trabajo e impide cumplir el correlativo deber. Ahora resulta que ciertos damnificados están en refugios permanentes. ¡Por Dios! La clasificación no logra esconder la ineptitud…
Lo peor es que semejante realidad cuesta casi $3.000 ¡por segundo!
Muchos piensan que los colaboradores del régimen no son grandes señoras, ni grandes señores, no son funcionarias o funcionarios respetables, porque están al servicio, con o sin talentos, de la demolición de la patria. Es cierto que la bondad del sistema democrático los encumbró, pero eso fue hace muchos años. Ya forma parte de un pasado lejano. Hoy, no gozan de legitimidad. Olvidaron para qué fueron designados. Había que construir, nunca destruir. El soberano, más pronto que tarde, refrescará la memoria de los que se extraviaron en el bosque de las mentiras y la fatuidad.
Enlace a la publicación original http://bit.ly/g9rhXC
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