EL UNIVERSAL
martes 11 de enero de 2011
Llegó el año 2011 y Fénix comenzó a volar. Va con cautela. Sabe que la degradación social que sufre la patria tiene tentáculos gruesos, profundos y tóxicos. En el reconocimiento, la llama se multiplica con velocidad de vértigo. Tiene claro que los elementos que desean imponer la esclavitud general son incansables y su esfuerzo es aberrante. Ya no pueden ocultar que desprecian a las personas como seres únicos e irrepetibles. La humillación por la cual se afanan a diario es, dadas las tinieblas que arropan al territorio nacional, el sometimiento completo de todos por nada. Se requiere ser un pusilánime para colaborar, tanto de forma pública como encubierta, en la destrucción de Venezuela. Sí, eso es lo que han hecho acompañando al adefesio insaciable que reparte la miseria y se burla de la gente decente.
Al parecer, mientras un país se beneficie, sin esfuerzo alguno, de conquistas ajenas, corre el riesgo de perderlas sumergido en el más cruel de los letargos. He ahí la razón que impulsa el vuelo: la posibilidad de que todos, hombres y mujeres de buena voluntad, hallen la alternativa y encuentren la esperanza. Basta de mentiras. Fénix cree en el sufragio, siempre y cuando sea un instrumento efectivo para elegir. De lo contrario, asistimos al peor de los engaños. Son los principios los que iluminan la ruta de los valores. Sin ellos, el trayecto es incierto, oscuro, desolado. En consecuencia, ya que toda persona, sin excepción, nace y es libre, aceptar pasivamente el retorno a la esclavitud, resulta inconcebible.
Dejaremos de ser un desierto de escombros, plagado de vallas anunciando obras de mentira. La luz de Fénix traerá el renacimiento de la patria y lo hará de la manera más ingeniosa posible; tal y como merecen las personas dignas que aman la libertad.
Enlace a la publicación original http://bit.ly/eDPEWH
Al parecer, mientras un país se beneficie, sin esfuerzo alguno, de conquistas ajenas, corre el riesgo de perderlas sumergido en el más cruel de los letargos. He ahí la razón que impulsa el vuelo: la posibilidad de que todos, hombres y mujeres de buena voluntad, hallen la alternativa y encuentren la esperanza. Basta de mentiras. Fénix cree en el sufragio, siempre y cuando sea un instrumento efectivo para elegir. De lo contrario, asistimos al peor de los engaños. Son los principios los que iluminan la ruta de los valores. Sin ellos, el trayecto es incierto, oscuro, desolado. En consecuencia, ya que toda persona, sin excepción, nace y es libre, aceptar pasivamente el retorno a la esclavitud, resulta inconcebible.
Dejaremos de ser un desierto de escombros, plagado de vallas anunciando obras de mentira. La luz de Fénix traerá el renacimiento de la patria y lo hará de la manera más ingeniosa posible; tal y como merecen las personas dignas que aman la libertad.
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