EL UNIVERSAL
martes 5 de octubre de 2010
Urgen acciones concretas destinadas a la consecución del Bien Común que, dicho sea de paso, no es un mero bienestar económico ni la simple reducción al materialismo expresado por la tesis marxista, comunista. Tampoco es el discurso demagógico con la intención de sacar provecho haciendo vibrar los rencores de la masa oprimida. Ni siquiera es la sumatoria de los bienes individuales de los hombres. El control constitucional, concentrado o difuso, la adecuada separación de poderes, la seguridad jurídica, el respeto a los derechos humanos y a la propiedad privada, la honesta cooperación internacional son, entre otras, las claves indispensables para alcanzarlo. Es decir, se trata de las condiciones capaces de ofrecer el latido de una vida propiamente humana. Por lo tanto, es indispensable observar el canon de valores y principios para obrar con dignidad.
Los ciudadanos no pueden, de manera aislada o disociada, desarrollar las habilidades requeridas para la correcta conquista del mencionado Bien Común. La dificultad implícita en las exigencias que se le imponen al pueblo de Venezuela para procurarlo, a la luz de la evidencia actual, se ha transformado en una tarea que raya lo imposible. De ahí la suprema responsabilidad que tendrán los diputados electos para garantizar en todo orden: material, moral y espiritual, el acceso, sin obstáculos, a las vías para el desarrollo social.
Si el Bien Común se ignora por el colaboracionismo de bajo perfil, con mentiras, cuentos y manipulaciones, con indignidad y corrupción, todas las palabras, hábilmente pronunciadas, carecerán de importancia, no tendrán peso y la inmunidad será la prueba de la peor parálisis: la representación del miedo. La patria desfallece de ansiedad y demanda autoridad política.
Los ciudadanos no pueden, de manera aislada o disociada, desarrollar las habilidades requeridas para la correcta conquista del mencionado Bien Común. La dificultad implícita en las exigencias que se le imponen al pueblo de Venezuela para procurarlo, a la luz de la evidencia actual, se ha transformado en una tarea que raya lo imposible. De ahí la suprema responsabilidad que tendrán los diputados electos para garantizar en todo orden: material, moral y espiritual, el acceso, sin obstáculos, a las vías para el desarrollo social.
Si el Bien Común se ignora por el colaboracionismo de bajo perfil, con mentiras, cuentos y manipulaciones, con indignidad y corrupción, todas las palabras, hábilmente pronunciadas, carecerán de importancia, no tendrán peso y la inmunidad será la prueba de la peor parálisis: la representación del miedo. La patria desfallece de ansiedad y demanda autoridad política.
Enlace a la publicación original http://bit.ly/fuu6Qx
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